doce uvas nochevieja

¿Por qué tomamos doce uvas para despedir el año?

A escasos días de finalizar el año todo el mundo se apresura a realizar las últimas compras para la cena de Nochevieja. Estos días son especialmente importantes para el sector de la restauración y, por supuesto, no podrán faltar las doce uvas. Ya sabéis que podéis contar con Cercali Millán para abasteceros en estas fechas.

Son muchos los restaurantes que ofrecen exquisitos menús de Nochevieja acompañados de cotillón, las doce uvas de la suerte, fiesta y el resopón. Pero… ¿De dónde proviene la tradición de tomar doce uvas para despedir el año?

Aunque seguro que pensaréis que es una tradición de toda la vida, las doce uvas solo se remontan, como mucho, a mediados del siglo XX.

El origen de la tradición de las doce uvas

Hay muchas versiones sobre el origen de la tradición, así que vamos a repasarlas para conocer como realmente surgió y se implantó en España y se extendió por los países latinoamericanos.

Ya a finales del siglo XX las familias adineradas celebraban la Nochevieja con champán y uvas, influidas por la burguesía francesa.

En diciembre de 1898 aparece un anuncio publicado en periódico El Imparcial en el que los productores promocionan “Las uvas de la suerte”. Y ese mismo periódico de 1898, en una nota de la sección de Sociedad, se hace mención al lunch con las uvas de la suerte en la fiesta de fin de año en el Hotel de los Condes de Romanones.

Pero fue en 1909 cuando realmente se popularizó y extendió la costumbre de comer las doce uvas. Un excedente de la cosecha de este fruto hizo que las productoras alicantinas y murcianas intentaran incrementar el consumo de esta fruta, relacionando las uvas con estas fechas y con la buena suerte, una excelente campaña de márquetin. La variedad de uva blanca Aledo se convirtió en sinónimo de Nochevieja y se popularizó su venta en paquetes de doce ya preparados para consumir el último día del año.

Las uvas símbolo de prosperidad

Un excedente hizo que las doce uvas cobraran un especial protagonismo el último día del año, pero ya desde tiempos inmemoriales se asocia esta fruta con la prosperidad y la buena suerte.

Según la mitología griega, Dionisos (Baco para los romanos) era el dios del vino y de la Vid. Representaba el placer y la alegría de vivir. Por tanto, en el culto a esta deidad el vino era la bebida fundamental, pues se afirmaba que embriagándose de vino se establecía un contacto místico con este dios.

Un significado más “terrenal” es el de prosperidad, pues desde hace siglos el cultivo de la Vid, la exportación de uvas y la producción de vinos han sido los pilares de la economía de muchos países.

Nochevieja en otros lugares del mundo

En Dinamarca lanzar un plato contra el suelo en la puerta del vecino es una muestra de cariño y buenos deseos. Con ese gesto les desean prosperidad para el próximo año.

Las 12 campanadas tan tradicionales en España se quedan más que cortas en Japón. Los templos japoneses hacen sonar sus campanas 108 veces para purificar los 108 deseos mundanos que causan el sufrimiento. Después del repique, los japoneses brindan con amazake, un licor caliente muy apropiado para el frío del recién estrenado año.

En Puerto Rico, la gente arroja agua por las ventanas para deshacerse de los problemas del año que termina. De esta manera se deshacen de todo lo malo del año anterior para recibir el nuevo año limpios y llenos de suerte.

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